El agua del suelo se mide para riego con el intervalo de humedad libre IHD del nivel de agotamiento tolerado de NAP y el déficit de agua del suelo DAS. . Entonces diríase que el suelo está sobrepasado. El agua entonces se desplaza por gravedad bajo tierra, hasta el momento en que llega a un punto donde el drenaje es tan pequeño que el contenido de agua en el suelo se estabiliza. En el momento en que se consigue este punto, diríase que el suelo está en Aptitud de Campo (C.C.). Una gran parte del agua se retuvo hasta el momento en que el C.C. las plantas tienen la posibilidad de emplearlo, pero conforme el agua reduce, llega a un punto en el que la planta no puede absorberlo. En esta situación diríase que el suelo es desierto. La diferencia entre el C.C. y el punto desierto representa la fracción de agua útil (libre) para el cultivo. Los valores del C.C. y el punto de enturbiamiento se puede expresar como porcentajes del peso seco del suelo. De este modo, una aptitud de campo del 27% quiere decir que cien g de suelo seco retienen 27 g de agua, y una marchitez del 12% quiere decir que en el momento en que se consigue la marchitez de las plantas, el suelo tiene 12 g de agua por cada cien g de tierra seca. . Por consiguiente, el agua útil (libre) para la planta sería de 15 g de agua por cada cien g de tierra seca. Cuanto mucho más fina es la textura, mayores son los porcentajes de agua en el suelo, en C.C. como en el punto de marchitamiento. Una aceptable composición del suelo asimismo incrementa la fracción de agua disponible.
Es importante para las plantas, no solo como alimento, en tanto que es su componente principal, sino más bien asimismo para volver a poner las pérdidas producidas por la evaporación a lo largo del período vegetativo. En el suelo, el agua disuelve los nutrientes que las plantas absorben mediante la solución del suelo. Con una aceptable administración del agua en riego, se tienen la posibilidad de conseguir esenciales ahorros de agua y nutrientes, singularmente nitrógeno, reduciendo su pérdida por lixiviación. Las prácticas recomendadas tienen dentro:
CAPÍTULO 2
Trayectoria de educación ambiental en Brasil y reciclaje en el concejo de Alegre – ES
Tamyres Sanglard da Fonseca, Marina Jordem Almança Possatti, Silvia Aline Bergamo Xavier, Clarissa Alves de Novaes, Maurício Novaes Souza
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